El motor integracional del sistema económico en la segunda ola

Luis Alejandro Martínez Hurtado

Es importante catalogar que en la segunda ola se generó la expansión de la civilización a los centros urbanos y la moderna sociedad industrial desarrolló gran número de organizaciones, desde sindicatos y asociaciones empresariales, hasta iglesias, escuelas, clínicas y grupos recreativos, etc., todos los cuales debían funcionar dentro de un marco de reglas previsibles. Se necesitaban leyes. Por encima de todo, la infosfera, la sociosfera y la tecnosfera debían interrelacionarse una junto a otra.

De esta necesidad de integración de la civilización de la segunda ola surgió el mayor coordinador de todos, el motor integracional del sistema: un Gobierno grande, pues las sociedades industriales dependen del Gobierno para realizar esenciales tareas integracionales.  Los Gobiernos aceleraron el desarrollo del ferrocarril construyendo la infraestructura vial y puertos para establecer el comercio. Pusieron en funcionamiento servicios postales y construyeron o regularon sistemas telegráficos, telefónicos y radiofónicos. Hicieron posible los roles comerciales y uniformizaron mercados. Aplicaron presiones de política exterior y aranceles para ayudar a la industria. A mil maneras distintas, los Gobiernos asumieron las tareas integradoras que otros no podían o no querían realizar. Pues el Gobierno fue el gran acelerador gracias a su poder coercitivo y a los ingresos obtenidos de los impuestos del estado, estos contribuían con recursos económicos a la industria y así podía hacer cosas que la empresa privada no podía permitirse el lujo de abordar, es decir, Los Gobiernos podían impulsar el proceso de industrialización adelantándose a cubrir los huecos que iban surgiendo antes de que les fuera posible o rentable a las empresas privadas hacerlo.

Al establecer sistemas de educación general, los Gobiernos no sólo contribuían a condicionar a los jóvenes para sus futuros papeles en la fuerza de trabajo industrial sino que, simultáneamente, favorecían la difusión de la forma nuclear de la familia.  Así pues a gran medida que aumentaban la importancia de la integración, cambiaban la naturaleza y el estilo del Gobierno. Los presidentes y primeros ministros, llegaron a considerarse a sí mismos fundamentalmente como gestores, más que como líderes creativos sociales y políticos.

Por esta grande intervención del Gobierno en las diferentes organizaciones o industrias de producción vale decir,  que si no hubiera sido así, la civilización y la industrialización no hubiese mejorado económicamente al estado, puesto que, las subvenciones generadas por el Gobierno ayudaban a crear políticas comerciales, sociales y económicas tanto para ayudar a crecer a la industria como a mejorar el desarrollo, la infraestructura del país y conjuntamente la calidad de vida de las personas, ya que, el fomento de la industrialización con la que contribuyeron las inversiones del Gobierno y que al final se consolidaron como gestores gubernamentales abrió las puertas de la economía al país, tanto así, también tenían ya el dominio de los medios de integración y, con ellos, las riendas del control social, cultural, político y económico.