“El arte se ha
hecho para expresar lo inexpresable”
Claude
Debussy
Podríamos
decir que sin arte la vida sencillamente no tendría sentido, trayendo a
colación a Nietzsche. Y es que en realidad nuestro mundo es como una gran
galería tras lienzos de sufrimiento y jubilo.
Hace tiempo
que no ha nacido un Beethoven, un Da vinci, o un Dostoyevski; ¿y por que
será?
¿Acaso
los monumentales artistas están en proceso de extinción?
¿Ya
los miserables, el cubismo de Picasso y el réquiem de Mozart pasaron de moda?
En
nuestros días en vez de complejos artistas preferimos a “héroes” sesgados bajo
la fama y el éxito monetario, y es de este modo que hemos abandonado las
sublimes formas de esfuerzo artístico, convirtiendo al arte en un hobbit mas,
en lugar de una forma de vida.
Comencemos
entonces a develar el comienzo del choque entre la economía, el arte y la
conciencia.
1945,
fecha en la que se da por terminada la gran guerra, naciendo entonces una nueva
lucha ideológica por el control social y económico del mundo entre URSS y
Estados unidos, Comunismo vs Capitalismo. Esta lucha nos llevaría a una nueva
etapa de la concepción de los valores, las identidades y la sociedad.
Es así
como en este periodo la economía se acelera en función de la superioridad
bélica, creando artimañas psíquicas y sociales satisfactoras de la victoria
ideológica. Ese es el caso de los mensajes subliminales y los sonidos
repetitivos a frecuencias bajas (música electrónica), logrando así la máxima sumisión
posible (no critica, no revolución; si consumo, si nacionalismo). Perpetuó
entonces en ese momento el mercado el facilismo y la inconsciencia.
la
pintura fue convertida en una simple proyección hecha a tiempo record, en la
cual precisamente el máximo artista era aquel quien en menor tiempo podía hacer
una mayor cantidad de estas.
En la
literatura se crearon los llamados libros “de superación personal”, mediocres
tomos de literatura light que buscaban imprimir la creencia en el sueño de
éxito individual masivo, aunque cabe destacar que el lado comunista más o menos
se pudo librar de esta literatura, sin embargo, con la posterior victoria
capitalista todos entraron en la misma bolsa, logrando justificar la
acumulación de la riqueza, bajo la visión de que algún día podrías tu ser un
capitalista más.
En la
música aparte de la ya nombrada música electrónica, se empezaron a crear
combinaciones hibridas de ritmos populares dando como resultado sonidos obsesivos
y excitantes, incentivando el alto volumen, lo cual a su vez conduciría a la
polarización cerebral de ciertos emisores del placer y la conducta
inconsciente, apagando otros sitios del cerebro. Esa es la razón del pequeño
tamaño al cual se reduce el cerebelo, y a su vez de la notoria torpeza física y
mental de los escuchas.
Cuando
en 1989 cae el muro de Berlín, se sintetiza el nuevo modo de producción y
pensamiento que seguiría el mundo; se deja atrás el sueño comunista y se
reescribe el mundo en conceptos de propiedad privada, monopolios, corporaciones
y magnates. Se establece el consumismo como el modelo de identidad
estadounidense, modelo que a su vez se extendería por todo el mundo, generando
modas y estilos de vida a los cuales el individuo debe acoplarse para ser
aceptado por el mercado y la sociedad; dejando atrás además a los grandes
genios de la ciencia y el arte de los cuales nos asombrábamos, por aquellos que
hacían de eso algo practico en la tecnología, los bienes y los servicios. Los
teatros de concierto son cambiados por las plazas públicas de delirio y
desaforación, en cierto modo una forma de democratización, pero en otro un
proceso de estupidización colectiva. Reclamamos las calles nuestras y empezamos
a pintar en ellas nuestras realidades, una gran forma de arte, sin embargo,
lamentablemente se convirtió el arte en vandalismo y frenesí de escapatoria.
Podemos
decir que hacemos parte de una sociedad del espectáculo, en la cual el ganador
es el más deshumanizado y engrandecido, en la cual la velocidad de los cohetes
no es nada en comparación con la de los autodenominados artistas que van y
vienen como productos de supermercado.
Cuando
dejamos de crear arte interpoladora, nos acostumbramos a sufrir. Ya no existe
posibilidad de horizonte distinto, ya no somos más que consumistas sin
propuesta y niños sin curiosidad.
Una
vez más libramos una batalla histórica, pero esta vez no aparecen las bombas y
las estratagemas, sino las ofertas y los deseos que nos hacen indignos de ser
artistas y crear los mundos necesarios para luchar.
Miremos
hacia nosotros mismos y encontraremos las respuestas a nuestros problemas y que
más forma que a través del arte porque:
“El arte no reproduce lo visible lo hace visible” Paul Klee…
Emanuel Alexander Espinel
Autor