¿Viviremos
para contarlo? O Será que el mismo ritmo endiablado de la economía nos hará
perecer ante la falacia de la victoria…
Entre
mieles hemos saboreado el resultado de la globalización, una que nos encara
ante un mundo capaz e incansable, que con matices de gloria en unos casos y
desgracia en otros adorna la vida.
Sabemos
que hoy casi nada pasa desapercibido, entonces como es que se nos escapa la
realidad económica y social de los pueblos cada vez que intentamos execrarla,
cada que vertemos las lágrimas de los caídos, de los sufrientes inocentes.
Acaso dudar hoy no es posible. Llegaremos a trasegar por caminos de conciencia
alguna vez mas.
1492,
se da la invasión de América, y es entonces cuando el mundo europeo encuentra
la gran oportunidad restaurativa de sus economías, siempre golpeadas por
guerras y desaforaciones dentro del estado.
América
resulta ser un paraíso de materias primas, dando comienzo así a un intercambio
económico nunca antes visto, al considerar la exagerada distancia de América
con respecto del mundo.
En
sí mismo el nuevo continente transformo las escalas de producción y
distribución. No se competía ya con un sesgo marcado entre sectores económicos;
sino entre oligopolios de riqueza, en la búsqueda de la máxima productividad
posible para aplastar al competidor ya del mismo sector o no, dejando entrever
lo que sería la gran desgracia actual de un mundo fascinado con la riqueza
individual, la acumulación del capital, la transformación de productos y
servicios en riqueza acumulable, llevándonos así a la crisis ambiental
generalizada de nuestros días.
Nacería
allí la globalización bajo nuestra perspectiva. - claramente con fines y
actitudes distintas a las de hoy, pero siempre abrazada a su camino de
enriquecimiento a partir del domino de los mercados.
Está
claro que este proceso ha matizado nuestra historia, permitiendo que nuestras
vidas estén más interconectadas y sean menos víctimas de los suculentos
problemas de salud o de acceso a los bienes y servicios.
La
globalización tiene el poder modificador de culturas, axiomas, economías y
realidades sociales; podríamos entonces vivir hoy sin un mundo globalizado, en
el cual la cultura no sea impuesta, comprar una obligación, la irreverencia
bajo el egocentrismo del éxito una virtud aclamable, el arte un negocio de
estupidización, la liberación del consumo un hito de los locos, las fortunas
personales las utopías de éxito masivo, la vida un negocio más.
Humanos
decimos ser, pero lo cierto es que más bien somos un mecanismo manipulable y pre
disponible.
La
globalización nos ha mostrado los héroes y los enemigos del mundo, llevando a
las masas a creer en las mentiras de los medios masivos de comunicación.
Nos
ha llevado a emular a los fieles estereotipos que cumplen a cabalidad su deber
con el mercado.
Hoy
entre abundancia de ofertas vivimos, pensemos como seria a finales del siglo XV
y comienzos del XVI en nuestra América con la llegada de los invasores
europeos, acaso seriamos considerados humanos, acaso podríamos ir a la tienda y
comprar, acaso éramos libres, acaso viajábamos de Bogotá a Madrid, acaso éramos
atendidos ante cualquier quebranto de salud, acaso íbamos a una escuela bajo un
modelo educativo libre, acaso podíamos conocer otras culturas y perspectivas de
vida…
La
globalización ha creado nuestro afortunado y a la vez desafortunado presente,
por lo cual esta no debe extinguirse (además que en el mundo de hoy eso sería
una tarea casi que sin sentido), más bien nuestra perspectiva debería ser
cambiar el nivel de intromisión en las conciencias inconscientes por parte de
esta, ya que ello es lo que ha producido nuestra notoria falta de identidad,
solidaridad, y lealtad.
Nuestras
sociedades se han fundado bajo la atenta mirada de los complejos religiosos y
sociales; hoy otros complejos han llegado desde la globalización, pero ello no significara
nada si comenzamos a vivir nuevamente, a ser críticos y decididos, veraces y
justos, humanos y virtuosos.
Los
caminos de la libertad siempre están ahí, porque en realidad estamos condenados
a ser libres.
Vivamos
una vez más. seamos realistas pidamos lo imposible…
Hola buen día!
ResponderBorrarExcelentes aportes los que haces en este texto.
Yo diría que la globalizacion en si, no es la causante de la perdida de nuestra identidad(cultura, axiomas o costumbres). Diria que los responsables de la perdida de nuestra identidad, son aquellos agentes(potencias económicas) que hacen uso de esta, con el propósito de llegar hasta lo mas remoto de las sociedades e imponer una filosofía que lleve a las personas a actuar de manera sumisas frente al sistema.
Que importante fuera que las sociedades haciendo uso de la globalizacion, le mostraran al resto del mundo sus costumbres, creencias, y ese intercambio de conocimiento que contribuya a cambios favorables de otros lugares.