Por: Leonardo Fabio
Muñoz
Primeramente quiero señalar el papel de la religión en esta
y en muchas épocas como aparato ideológico del estado. Desde que nacemos se nos
asigna un nombre y unas propiedades físicas heredadas de nuestros progenitores,
y con ellas muchas veces unas creencias religiosas. Personalmente creo que con
el bautismo perdemos libertad, debido
a que es una decisión que toman nuestros padres y que en la mayoría de casos ni
siquiera tenemos dominio de un lenguaje para expresar nuestra negativa o
aceptación.
Como aparato ideológico del estado la religión nos prepara para un
adoctrinamiento y sumisión al poder de manera que lo legitimase como propio de
nosotros. Desde la creencia “…a cualquiera que te abofetee en la mejilla
derecha, vuélvele también la otra…” en Lucas 6:29, podemos analizar cómo
podríamos permitir cualquier daño sin ni siquiera responder al respecto, una
manera cínica de no respeto por nosotros mismos y un desinterés por la vida
social inmediata.
Ahora bien, su papel en la transición difusa del feudalismo
al capitalismo fue fundamental. Como sabemos en la época Feudal la agricultura
era el único factor de producción, por tanto los que más poder tenían eran los
dueños de la tierra. La iglesia era el mayor terrateniente de este periodo de
la historia entonces su poderío era extraordinario. Cabe destacar que la
iglesia ayudo a la creación de escuelas estimulando la enseñanza, sin embargo
fue poco lo que hicieron en consideración con la gran cantidad de recursos que acumulaban.
La creencia de que ayudando a la iglesia se podría obtener
salvación eterna hizo que muchos señores Feudales dieran sus tierras en su
lecho de muerte, otros cedían parte de sus tierras después de ganar una
batalla.
La economía de la época era de autoconsumo así que no había excedentes, por lo cual no
tenían mercados propiamente como los
conocemos, sin embargo si tenían algo llamado “Mercado semanal” en el
cual se hacían pequeños trueques, por lo general de productos agrícolas, los
dueños de estos eran los obispos o señores feudales, aquí podemos observar el
primer aporte a los mercados.
La iglesia nota que las batallas por la tierra son
necesarias para mantener el poder, así que aprovecha las cruzadas para tal fin,
incitando a la guerra cito: “…Que aquellos que estaban acostumbrados hasta
ahora a luchar en guerras perversas contra los fieles, luchen ahora contra el
infiel… Que aquellos que anteriormente han sido mercenarios de baja paga, ganen
ahora recompensas eternas…”, El dilema de ganar la recompensa eterna mueven a
muchos guerreros a matar y así expandir y ganar terrenos.
Por otra parte tenemos que Venecia, Geneva y Pisa se
caracterizaban por ser comerciales así que quieran mejorarse en ese aspecto,
necesitaban privilegios en el tráfico a
lo largo de Asia menor, este terreno lo manejaban los musulmanes llamados
“enemigos de cristo”, era la recuperación de la “tierra santa”. O sea que
esta cruzada fue una guerra en la cual cada grupo buscaba un interés personal,
aunque se peleaba por el amor a Dios. Efectivamente se ganó esta batalla.
Aunque los musulmanes recuperan Jerusalén no reconquistaron
la ruta del mediterráneo, dicha ruta fue la que impulso el comercio de manera
contundente. Prontamente nacen las ferias donde se comercializaban productos de
todas las clases y donde había movimiento de moneda.
Para concluir la iglesia tuvo un papel muy importante en la
creación de los mercados, ayudando en la guerra al dominio de tierras y de vías
que fueron tan necesarias para el correcto transporte y comercialización de
productos. Aunque siempre con un doble discurso religioso: el que descubre las
bendiciones y apropiamiento de las riquezas y otro que condena a esos mismos
poseedores a la condenación eterna.
Referencias
Bibliográficas:
Huberman,
Leo.
(1963). “Los bienes terrenales del hombre: historia de la riqueza de las
naciones”.
ECHEVERRI U, Álvaro
(1997). Teoría Constitucional y Ciencia Política. Bogotá: Ediciones Librería
del Profesional. 5 Ed.
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