Julián
Andrés Palacios Pinilla
Siempre
he compartido el gusto por la historia y la economía, por lo tanto creo que la
globalización es un tópico que los amalgama coherentemente. Pero este libro no
va de la era industrial ni de los inicios de la mundialización gracias a la
masificación del transporte, cuando las relaciones internacionales fraguaron el
mundo tal como lo conocemos hoy. La temática es más contemporánea si puede decirse,
y al menos yo la percibo como ese viejo fantasma de nuestros abuelos, cuando la
era de la posguerra fue la síntesis de un proceso caluroso como son las dos
guerras mundiales precedidas.
Pues
bien, es imposible relatar el siglo XX, al menos en su historia económica sin
nombrar al archiconocido, John Maynard Keynes; es bien sabida su participación
en los acuerdos de Bretton Woods y en general su contribución a la
macroeconomía. Padre de las bastardas instituciones económicas que traicionaron
los principios que él erigió, refiriéndome exactamente al todo poderoso Fondo
Monetario Internacional, que ha regido bajo la batuta de la financiarización,
los movimientos gravitatorios del capital moderno. Esta institución es el fiel
referente y protagonista, de la perturbadora crisis del este asiático, donde
sus políticas austeras, magullaron el blando tejido del telar internacional,
por efecto contagio bajo políticas de empobrecerse a uno mismo y al vecino. No
es de extrañarse que países que rechazaron las políticas dictadas por el FMI
hayan sorteado mejor la desventura. Muchos arguyen una posible conspiración de
desestabilización mundial como causa del malestar en la globalización, más sin
embargo el autor aduce una razón menos embrollada, tal es la de que el FMI está
representado, primero por las potencias mundiales y que estas atienden a
intereses privados como los del Wall Street, no siendo ignorantes en sus
políticas sino más bien, infectados de corrupción.
Para
concluir, tras ese sinsabor impregnado en los labios, después de la amarga
promesa no cumplida que ha sido la globalización para los países en desarrollo,
el lector se preguntará si hay posibilidad de un pronto cambio, y Stiglitz no escatima
en recalcar el verdadero poder de la opinión pública y democrática. La salida
se encuentra en la acción social, en exigir políticas incluyentes y trasparentes,
que desmantelen de una vez por todas, el gran fiasco que se ha formado. Me
pregunto que pensara Keynes en su tumba al ver a sus bastardos, seguro se ha de
estarse revolcando, tal cual.
Referencias bibliográficas:
Stiglitz,
J. (2016). El malestar en la
globalización. Colombia: Penguin Random House.
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