martes, 21 de marzo de 2017

Tradición Política en Colombia y la Restricción Participativa a Terceras Fuerzas.


La izquierda en el escenario político colombiano
¿Los grupos políticos de izquierda han sido incapaces de plantear y construir una alternativa que articule el descontento social generalizado en Colombia en pro de alcanzar un proyecto político reformista?
Desde la perspectiva de que la izquierda política está compuesta por partidos y movimientos con ideología comunista, socialista o populista que propenden por la redistribución de la riqueza y se oponen a la hegemonía de Estados Unidos, Colombia ha sido el único país en América del Sur que no ha tenido una revolución social y mucho menos un gobierno socialista u opositor de Estados Unidos. Lo que ha imperado en el escenario político nacional ha sido la dirigencia por parte de  “burgueses progresistas” -López Michelsen-.
La llegada de las primeras manifestaciones ideológicas de corte izquierdista a Colombia está vinculada con las movilizaciones obreras en Europa y la Revolución Rusa. Estos acontecimientos provocaron la configuración en 1920 del Partido Socialista Revolucionario, convirtiéndose en el primer partido político de la izquierda colombiana de tendencia marxista. (Álvaro, 2009, p.50). En la década del cuarenta la izquierda colombiana se radicalizo e inicio el camino de la exclusión como consecuencia de la Violencia, el Frente Nacional y la Guerra Fría.
Por su parte la década de los noventa dio inicio a la carrera política de la izquierda colombiana. La Constitución de 1991 mediante reformas políticas modernizo el sistema electoral, abrió el sistema de partidos a terceras fuerzas y promovió la participación ciudadana en política.
No obstante, en Colombia la izquierda ha tenido características diferentes a las del resto de países en América Latina, que no solo no han permitido la llegada de la izquierda a diferentes ámbitos de decisión política, como si lo han hecho la mayoría de países en la región, sino que además estas características han permitido construir una percepción de la izquierda en Colombia como problemática e inadecuada para resolver las necesidades del país. (Tamayo, 2015, p. 5)
Para tratar de explicar esta anomalía histórica debemos remitirnos a la, pareciera inacabable violencia política. Pasando por Jaime Pardo Leal, Carlos Pizarro o Bernardo Jaramillo, en Colombia los líderes políticos de izquierda han sido asesinados sistemáticamente, no siendo diferente el panorama para los líderes campesinos, los defensores de derechos humanos, los sindicalistas, los voceros de los pueblos indígenas, de las comunidades afro y los desplazados que luchan por recuperar sus tierras, personajes que suelen ser silenciados con los fusiles, la amenaza o el destierro. El repunte de homicidios de activistas comunitarios, defensores de derechos humanos y dirigentes izquierdistas recuerda el exterminio de la Unión Patriótica en las décadas del 80 y 90, cuando paramilitares, pistoleros de terratenientes y miembros de las fuerzas militares y la Policía asesinaron a 3.186 militantes del partido político de izquierda surgido en 1986 de un fallido proceso de paz con las FARC. (“La guerra sucia contra dirigentes de izquierda resurge en Colombia”, 2016)
La categorización peyorativa del ideario izquierdista como un programa político, utópico, ineficiente e incluso populista, además del uso recurrente de expresiones que lo definen como “proyectos castro-chavistas” y terroristas, han contribuido a que la estigmatización aumente, en la medida que se acusa a todo movimiento de izquierda o acción promovida por ellos, de estar infiltradas por grupos terroristas o de tener relación con éstos, siendo esta práctica una acción directa hacia el debilitamiento de la  izquierda. Pues es bien sabido que, las guerrillas no solo no han logrado ninguna conquista social, sino que han sido la traba principal para que surjan los movimientos populares en Colombia. El punto es muy sencillo: detrás de cada movilización o protesta ciudadana, el gobierno, las fuerzas armadas, los medios de comunicación y la gente del común ven –o se imaginan, o quieren inventar, que para el caso es lo mismo– alguna forma de complicidad con los guerrilleros. (Buendía, 2012)
Por su parte no hay que desconocer que en la izquierda política colombiana ha sido recurrente el sectarismo y en consecuencia la fragmentación, aspectos que impiden una consolidación unificada y fortalecida que permita enfrentar las dificultades encarnadas en la derecha que domina las dinámicas del sistema político nacional. La formación de distintos  movimientos y partidos políticos surgidos por el distanciamiento entre ideologías a causa de diferencias en prácticas internas de los mismo, desencadenan un conflicto directo que no ha permitido que haya una izquierda fuertemente constituida, ejemplo de ello son las variopintas expresiones de izquierda como el Movimiento Revolucionario Liberal, el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario(MOIR), el Partido Socialista de Trabajadores o el Partido Socialista Revolucionario. Situación que ha dejado en evidencia que a largo de la historia de la izquierda colombiana ésta siempre ha carecido de un plan que la consolide como fuerza política. Panorama que ha conllevado a que los ideales de izquierda no ofrezcan en gran medida una alternativa con la que los grupos sociales se identifiquen.
En términos generales, la élite política nacional ha logrado mantener control sobre el poder. Contexto que ha contribuido a configurar un sistema político sectario, que innova en las formas de exclusión de la izquierda; es decir la exclusión ejercida por diversos actores, para eliminar (física, simbólica o espacialmente) todo tipo de diferencia política o de oposición- especialmente a la izquierda política- a propuestas de desarrollo (…) es la expresión, sin duda, de una cultura intolerante y fuertemente dogmática la que orienta sus actuaciones. (Vargas, 1992, p. 11)
Pero, sin embargo un factor adicional es la imposibilidad de la izquierda de responder con un proyecto político sólido, manteniendo su segmentación histórica y perpetuando la exclusión erigida por los poderes hegemónicos. Con esto, la fracción tradicionalista del país ha ideado y efectuado una estrategia de exterminio físico y de deslegitimación que mantiene a la izquierda alejada de la posibilidad de ejercer el poder. Sin duda me atrevo a afirmar que solo habrá cambios en nuestra precaria democracia y progreso en el escenario político en la medida en que, independientemente de que existan identidades de izquierda o de derecha, la oligarquía en manifestación de perpetuar su poder y defender sus intereses deje de recurrir a la eliminación física del adversario y en consecuencia haya apertura al debate político sin apelar a acciones tramoyeras.
Finalmente como se ha presentado anteriormente la invisibilización coercitiva y sistemática se plasma en la  amenaza constante a sectores sociales que se movilizan en contra del  modelo de desarrollo imperante y los procesos políticos adelantados por la derecha colombiana, por lo que valdría la pena preguntarse ¿qué relación existe entre grupos paramilitares, multinacionales y terratenientes con el robo de las tierras a campesinos con el fin de desarrollar proyectos productivos en Colombia?
Referencias Bibliográficas.                 
·        Tamayo, P. Gustavo, A. (2015).La percepción de la izquierda como un problema en Colombia Buenos Aires: Jornadas de Sociología.
·        López, Emma, D. (2013).Estudio hermenéutico de la izquierda colombiana como alternativa política de partido Zulia: Pensamiento Americano.
·        Forero, J. Alexander. (2014). La izquierda en Colombia hoy: Retos y Perspectivas. En: Izquierdas: Definiciones, movimientos y proyectos en Colombia y América Latina Bogotá: Universidad Central-IESCO.
·        Álvaro, Miriam (2009). El avance de la izquierda en Colombia. En: Quórum revista de pensamiento iberoamericano Alcalá: Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo y Servicio de Publicaciones.


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