La izquierda en el
escenario político colombiano
¿Los grupos políticos de izquierda
han sido incapaces de plantear y construir una alternativa que articule el
descontento social generalizado en Colombia en pro de alcanzar un proyecto
político reformista?
Desde
la perspectiva de que la izquierda política está compuesta por partidos y
movimientos con ideología comunista, socialista o populista que propenden por
la redistribución de la riqueza y se oponen a la hegemonía de Estados Unidos, Colombia
ha sido el único país en América del Sur que no ha tenido una revolución social
y mucho menos un gobierno socialista u opositor de Estados Unidos. Lo que ha
imperado en el escenario político nacional ha sido la dirigencia por parte
de “burgueses progresistas” -López
Michelsen-.
La
llegada de las primeras manifestaciones ideológicas de corte izquierdista a
Colombia está vinculada con las movilizaciones obreras en Europa y la
Revolución Rusa. Estos acontecimientos provocaron la configuración
en 1920 del Partido Socialista Revolucionario, convirtiéndose en el primer
partido político de la izquierda colombiana de tendencia marxista. (Álvaro, 2009,
p.50). En la década del cuarenta la izquierda colombiana se radicalizo e inicio
el camino de la exclusión como consecuencia de la Violencia, el Frente Nacional
y la Guerra Fría.
Por
su parte la década de los noventa dio inicio a la carrera política de la
izquierda colombiana. La Constitución de 1991 mediante reformas políticas modernizo
el sistema electoral, abrió el sistema de partidos a terceras fuerzas y promovió
la participación ciudadana en política.
No
obstante, en Colombia la izquierda ha tenido características diferentes a las
del resto de países en América Latina, que no solo no han permitido la llegada
de la izquierda a diferentes ámbitos de decisión política, como si lo han hecho
la mayoría de países en la región, sino que además estas características han
permitido construir una percepción de la izquierda en Colombia como
problemática e inadecuada para resolver las necesidades del país. (Tamayo,
2015, p. 5)
Para
tratar de explicar esta anomalía histórica debemos remitirnos a la, pareciera inacabable violencia política.
Pasando por Jaime Pardo Leal, Carlos Pizarro o Bernardo Jaramillo, en Colombia
los líderes políticos de izquierda han sido asesinados sistemáticamente, no siendo
diferente el panorama para los líderes campesinos, los defensores de derechos
humanos, los sindicalistas, los voceros de los pueblos indígenas, de las
comunidades afro y los
desplazados que luchan por recuperar sus tierras, personajes que suelen ser
silenciados con los fusiles, la amenaza o el destierro. El repunte de
homicidios de activistas comunitarios, defensores de derechos humanos y
dirigentes izquierdistas recuerda el exterminio de la Unión Patriótica en las
décadas del 80 y 90, cuando paramilitares, pistoleros de terratenientes y
miembros de las fuerzas militares y la Policía asesinaron a 3.186 militantes
del partido político de izquierda surgido en 1986 de un fallido proceso de paz
con las FARC. (“La guerra sucia contra dirigentes de izquierda resurge en
Colombia”, 2016)
La categorización peyorativa del ideario izquierdista como un
programa político, utópico, ineficiente e incluso populista, además del uso recurrente
de expresiones que lo definen como “proyectos castro-chavistas” y terroristas,
han contribuido a que la estigmatización aumente, en la medida que se acusa a
todo movimiento de izquierda o acción promovida por ellos, de estar infiltradas
por grupos terroristas o de tener relación con éstos, siendo esta práctica una
acción directa hacia el debilitamiento de la izquierda. Pues es bien sabido que, las
guerrillas no solo no han logrado ninguna conquista social, sino que han sido
la traba principal para que surjan los movimientos populares en Colombia.
El punto es muy sencillo:
detrás de cada movilización o protesta ciudadana, el gobierno, las fuerzas
armadas, los medios de comunicación y la gente del común ven –o se imaginan, o
quieren inventar, que para el caso es lo mismo– alguna forma de complicidad con
los guerrilleros. (Buendía, 2012)
Por
su parte no hay que desconocer que en la izquierda política colombiana ha sido
recurrente el sectarismo y en consecuencia la fragmentación, aspectos que
impiden una consolidación unificada y fortalecida que permita enfrentar las
dificultades encarnadas en la derecha que domina las dinámicas del sistema
político nacional. La formación de distintos movimientos y partidos políticos surgidos por
el distanciamiento entre ideologías a causa de diferencias en prácticas
internas de los mismo, desencadenan un conflicto directo que no ha permitido
que haya una izquierda fuertemente constituida, ejemplo de ello son las variopintas
expresiones de izquierda como el Movimiento Revolucionario Liberal, el
Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario(MOIR), el Partido Socialista
de Trabajadores o el Partido Socialista Revolucionario. Situación que ha dejado
en evidencia que a largo de la historia de la izquierda colombiana ésta siempre
ha carecido de un plan que la consolide como fuerza política. Panorama que ha
conllevado a que los ideales de izquierda no ofrezcan en gran medida una
alternativa con la que los grupos sociales se identifiquen.
En
términos generales, la élite política nacional ha logrado mantener control sobre
el poder. Contexto que ha contribuido a configurar un sistema político
sectario, que innova en las formas de exclusión de la izquierda; es decir la
exclusión ejercida por diversos actores, para eliminar (física, simbólica o
espacialmente) todo tipo de diferencia política o de oposición- especialmente a
la izquierda política- a propuestas de desarrollo (…) es la expresión, sin
duda, de una cultura intolerante y fuertemente dogmática la que orienta sus
actuaciones. (Vargas, 1992, p. 11)
Pero,
sin embargo un factor adicional es la imposibilidad de la izquierda de responder
con un proyecto político sólido, manteniendo su segmentación histórica y perpetuando
la exclusión erigida por los poderes hegemónicos. Con esto, la fracción
tradicionalista del país ha ideado y efectuado una estrategia de exterminio
físico y de deslegitimación que mantiene a la izquierda alejada de la
posibilidad de ejercer el poder. Sin duda me atrevo a afirmar que solo habrá
cambios en nuestra precaria democracia y progreso en el escenario político en
la medida en que, independientemente de que existan identidades de izquierda o
de derecha, la oligarquía en manifestación de perpetuar su poder y defender sus
intereses deje de recurrir a la eliminación física del adversario y en
consecuencia haya apertura al debate político sin apelar a acciones tramoyeras.
Finalmente
como se ha presentado anteriormente la invisibilización coercitiva y
sistemática se plasma en la amenaza
constante a sectores sociales que se movilizan en contra del modelo de desarrollo imperante y los procesos
políticos adelantados por la derecha colombiana, por lo que valdría la pena
preguntarse ¿qué relación existe entre grupos paramilitares, multinacionales y
terratenientes con el robo de las tierras a campesinos con el fin de
desarrollar proyectos productivos en Colombia?
Referencias Bibliográficas.
·
Tamayo, P. Gustavo, A. (2015).La
percepción de la izquierda como un problema en Colombia Buenos Aires: Jornadas
de Sociología.
·
López, Emma, D. (2013).Estudio
hermenéutico de la izquierda colombiana como alternativa política de partido
Zulia: Pensamiento Americano.
·
Forero, J. Alexander. (2014). La izquierda
en Colombia hoy: Retos y Perspectivas. En: Izquierdas: Definiciones, movimientos
y proyectos en Colombia y América Latina Bogotá: Universidad Central-IESCO.
·
Álvaro, Miriam (2009). El avance de la
izquierda en Colombia. En: Quórum revista de pensamiento iberoamericano Alcalá:
Centro de Iniciativas de Cooperación al Desarrollo y Servicio de Publicaciones.
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