Andrea
Calpa
El fenómeno migratorio es en la actualidad un fenómeno que
ha crecido constantemente producto del cambio global, este cambio ha hecho que numerosas poblaciones a
nivel mundial decidan desplazarse de sus países de origen a otros países con
culturas completamente diferentes, todo con el objetivo encontrar empleo, salud, vivienda, educación para sus
hijos y de esta forma brindarle a sus familias mejores condiciones de
vida.
“Aunque hasta ahora han sido relegados a un segundo plano
debido a la intensidad de la emigración hacia Estados Unidos, los flujos
migratorios entre los países latinoamericanos poseen una creciente importancia
económica, social y cultural”. (OCDE & OEA, 2010)
Los países que conforman la región de América Latina y el
caribe pertenecen aún al grupo de países en vía de desarrollo. América Latina
ha sido sacudida severamente por la desaceleración mundial, pero el crecimiento
económico está mejorando permitiendo a
América Latina emergerse de la crisis más rápidamente que la mayoría de los
países desarrollados. El ritmo de recuperación lo determina en parte las
condiciones globales, pero también la capacidad individual de cada país para
estimular la economía a través de una política sostenible. Chile, Perú, México y Brasil son los países
que se encuentran mejor situados para emerger fortalecidos a través del gasto
público y la movilización de sus reservas. Este es el motivo por el cual la
mayor parte de la población de América Latina y el Caribe decide migrar a estos
países.
En las Américas, la magnitud y características del fenómeno
migratorio tienen profundas repercusiones sociales y económicas, ya sea en los
países de origen, tránsito o destino de los migrantes. Gran parte las
poblaciones que deciden migrar lo hacen por la situación económica que vive el
país en el que habitan, pero al llegar a los países de destino los migrantes se
encuentran con una situación completamente diferente a la esperada.
Al llegar los migrantes a sus países de destino se
convierten inmediatamente en víctimas de xenofobia, discriminación, siéndoles negados todos sus derechos como
refugiados.
Es preocupante la situación que viven los migrantes
Haitianos que llegan a la isla vecina de la República Dominicana, esta nación
no vela por los derechos de estos ciudadanos migrantes los cuales se ven
obligados a abandonar nuevamente la isla o en otros casos, se ven obligados en
medio de la angustia por mejorar la calidad de vida de sus familias a huir de
su país por medio de redes de tráfico de personas.
Venezuela se ha convertido en el principal país de destino
para los migrantes provenientes de Colombia, según cifras oficiales, actualmente Venezuela alberga más 5,6 millones de colombianos, quienes
gozan de los mismos derechos que tienen los venezolanos. En los últimos 10 años, Venezuela ha recibido
el 30 por ciento de la migración que se registra desde Colombia, donde los
ciudadanos han tenido que huir de su país por sufrir las consecuencias de la
guerra interna, las políticas neoliberales y la falta de atención social.
Para combatir contra las migraciones es necesario
implementar políticas migratorias que
cobijen a los refugiados en todos los países, cada país debe reajustar sus
políticas migratorias para brindar así
la protección que cada migrante tiene como víctima del conflicto, problemas
sociales que se viven en su país de
origen.
Este es un problema que
viven más de 100 millones de latinoamericanos migrantes por esto se pueden
1.
crear un acceso flexible y legal al mercado de
trabajo que refleje la demanda laboral. Los gobiernos deben ajustar sus
políticas de migración y mejorar sus marcos de integración con el fin de que la
migración pueda responder a las necesidades laborales futuras. Asimismo, las
nuevas políticas deben incluir mecanismos que desincentiven los flujos
irregulares y faciliten los canales migratorios legales.
2.
Extender
la protección social a más migrantes latinoamericanos. Se debe promover tanto
la movilidad como el retorno a través de programas que proporcionen los
incentivos adecuados y garanticen la portabilidad de prestaciones sociales de
un país a otro.
3.
Aprovechar
los beneficios de las remesas. Los gobiernos latinoamericanos deben ofrecer
incentivos a los migrantes para que envíen remesas a través de canales
formales, y deben dirigir dichas remesas a inversiones comunitarias.
4.
Involucrar
a las redes de diásporas. Se deben implementar políticas activas para conseguir
que los latinoamericanos y sus descendientes nacidos en los países de destino
apoyen iniciativas de desarrollo en sus países de origen. Dado que estas
comunidades en el extranjero guardan muchos vínculos familiares y culturales
con sus países natales, representan una potencial fuente de ideas, financiación
y mano de obra cualificada. Los gobiernos latinoamericanos deben reforzar el
diálogo y colaboración con las organizaciones de migrantes para llevar a cabo
acciones encaminadas a mejorar el acceso a los mercados laborales, la
protección social, la integración, la cooperación al desarrollo y las
condiciones en general de la migración internacional.
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