LAURA CAMILA PAZ GUZMÁN
Para poder hablar del ciclo
económico colombiano es necesario hacer un recorrido a lo largo de la historia
hasta llegar a las cifras estadísticas del momento.
Es indispensable pasar por el
gran auge que tuvo el café en la época de los setenta y con ello el gran
crecimiento del producto interno bruto y
las exportaciones, la crisis financiera de América Latina y su drástica caída de la actividad económica y
la depreciación del peso, finalmente el auge en su momento dado del
petróleo siendo desde 1990 el principal
producto de importación del país, pero seguido a esto el gran impacto de la
crisis financiera internacional.
Desde 2008, el peso
experimento una gran caída hasta el primer trimestre del 2009, debido a la
crisis de confianza en las economías emergentes producida por la crisis
financiera internacional, que llevo a los inversionistas a buscar activos que
se consideraran altamente ‘seguros’. A partir de esto, Colombia ha emprendido
una gran lucha con recuperar la confianza en su economía, mientras a la par la
inversión extranjera crece en el país y la moneda local vuelve a recobrar su
valor.
En los últimos 30 años la
economía colombiana ha experimentado ciclos muy perceptibles, asociados en gran
parte al comportamiento del mercado internacional de sus principales productos
de exportación. Así entonces como muestran las cifras estadísticas hasta el
momento, la actividad productiva nacional es bastante clara; a mediados de la
década de los setenta asciende desde una recesión hasta su punto más alto
atribuido al auge del café mencionado anteriormente, comenzando luego una fase
recesiva bastante prolongada, lo que sin lugar a duda da a entender que el
sector externo se ha convertido en el principal determinante del ciclo
económico colombiano y que se encuentra condicionado a los cambios en la
demanda del resto del mundo lo cual concierne a las variaciones del nivel de
ingreso mundial y los distintos cambios en gustos y preferencias de los
demandantes de otros países.
Esto sin tener en cuenta que
los constantes avances tecnológicos en los países desarrollados está dejando
como resultado el descenso constante en las demandas de insumos y materias
primas provenientes de países en vía de desarrollo, como lo es Colombia.
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