lunes, 22 de febrero de 2016

INFLACION SUBITA


No había pasado mucho tiempo desde que en años póstumos a mi bachillerato había adquirido una visión real de lo que sería el capitalismo como un estilo de vida, que independientemente de una acción voluntaria, sería algo arraigado en la existencia de cada uno de nosotros, tal vez lo mejor sería acoplarme de la mejor forma aquel modelo de orden social establecido.
Si bien, crecer, desarrollar e interiorizarse en un ámbito tan amplio y lleno de posibilidades como es tratar de alcanzar una asomada cumbre en el mundo capital; es un proceso,  y como todo proceso requiere su tiempo; su preparación debe ser fundamental y constante. Vertientes para poder preparase puede no haber muchos pero una de ellas es el estudio académico ya sea formal o informar, lo ideal es que la educación sea continua por ello requiere que el individuo como ser individual se autoeduqué como parte de su proceso de interés por el conocimiento como posibilidad de calidad de vida, sin embargo como tal su actividad esta comenzado a ser limitada en un campo laboral de la actualidad.
La automatización y tecnologizacion ha desplazado rápidamente la mano del hombre en procesos que ocupa un lugar en el mundo laboral como proletariado; bajos costos de producción para las empresas, mejor calidad del producto, mayores ingresos y crecimiento del capital. Son algunas de las razones que resultan beneficiosas para mayormente a las empresas y las industrias, pero hoy por hoy se respira la sensación que si tu trabajo lo puede hacer una maquina, entonces tu trabajo ya no vale la pena. El mundo avanza de una manera tal que si las personas no se educan al cambio pronto quedaran enfrascados y atascados en una época que les resultara ajena a la contemporánea, la globalización del mundo.
Ese es un factor que juega a favor de ya una venidera crisis que muy seguramente será cimento para construir una economía más estable, puesto que crisis  no es más que la aparición de alguna oportunidad para mejorar en  algo determinado.
“la oferta genera su propia demanda” décadas ultimas la adecuación universitaria se ha masificado, y con ello nuevos niveles de exigencia en el ámbito laboral, requiriendo así especializaciones, doctorados, postgrados  y todo aquello que los acrediten como más apropiados para tareas que a otros que también hacen lo mismo, llevado así al sujeto a una deuda interior que tal vez lo llevaría a condenarse consigo mismo puesto que se adhiere a un modelo que lo exige mucho pero no le brinda tanto, que no le da la posibilidad de una calidad de vida como lo deseaba o como la merecía por su arduo trabajo y quema de pestañas, que sin embargo no le valió para que su economía fuera estable, puesto que en algunos casos personas podrían ser remplazadas en su trabajo por una maquina o que por cumplir con cierta edad ya es considerado como un objeto arcaico y por ende poco útil y reemplazable por alguien mejor y con más dinamismo para la empresa como lo sería alguien más joven.
 Todo esto para poder lograr destacarse en una esfera social que de por sí ya es compleja, por elementos como un grupo que pretenden una promoción social mediante la obtención de títulos,  concibiendo de esta manera al sistema escolar o a la misma educación como una criba y los diplomas siendo a los individuos lo que las etiquetas a los productos.
La discrepancia apunta que las transformaciones escolares hasta las universitarias y el mercado de trabajo, afectan a diferentes grupos de jóvenes en función a su clase social
Principalmente de “baja clase social” generan un inflación de títulos como aumento de oportunidades, la desvalorizaron de títulos no es desanimo porque por el contrario, incita a acumular el máximo capital universitario posible en una contienda laboral acrecentada, jugando también la importancia de una mirada social sobre el merito a este grupo.
Queda por resaltar que en pocos años se graduaran todos las personas que en toda la historia no se han graduado y el panorama queda un poco desconcertante, tal vez sea la puerta a un nuevo modelo económico puesto que los más jóvenes seguramente no podremos alcanzar una jubilación como la que fácilmente llegaban los adultos de épocas de antaño, décadas doradas para el mundo del trabajo y la industrialización, décadas antes de los sesentas, porque como vemos esa ya no es una realidad que nos pertenezca en estos tiempos más “modernos”.


 

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