No había pasado
mucho tiempo desde que en años póstumos a mi bachillerato había adquirido una
visión real de lo que sería el capitalismo como un estilo de vida, que
independientemente de una acción voluntaria, sería algo arraigado en la existencia
de cada uno de nosotros, tal vez lo mejor sería acoplarme de la mejor forma
aquel modelo de orden social establecido.
Si bien, crecer,
desarrollar e interiorizarse en un ámbito tan amplio y lleno de posibilidades
como es tratar de alcanzar una asomada cumbre en el mundo capital; es un
proceso, y como todo proceso requiere su
tiempo; su preparación debe ser fundamental y constante. Vertientes para poder
preparase puede no haber muchos pero una de ellas es el estudio académico ya
sea formal o informar, lo ideal es que la educación sea continua por ello
requiere que el individuo como ser individual se autoeduqué como parte de su
proceso de interés por el conocimiento como posibilidad de calidad de vida, sin
embargo como tal su actividad esta comenzado a ser limitada en un campo laboral
de la actualidad.
La automatización y
tecnologizacion ha desplazado rápidamente la mano del hombre en procesos que
ocupa un lugar en el mundo laboral como proletariado; bajos costos de
producción para las empresas, mejor calidad del producto, mayores ingresos y
crecimiento del capital. Son algunas de las razones que resultan beneficiosas
para mayormente a las empresas y las industrias, pero hoy por hoy se respira la
sensación que si tu trabajo lo puede hacer una maquina, entonces tu trabajo ya
no vale la pena. El mundo avanza de una manera tal que si las personas no se
educan al cambio pronto quedaran enfrascados y atascados en una época que les
resultara ajena a la contemporánea, la globalización del mundo.
Ese es un factor
que juega a favor de ya una venidera crisis que muy seguramente será cimento
para construir una economía más estable, puesto que crisis no es más que la aparición de alguna
oportunidad para mejorar en algo
determinado.
“la oferta genera
su propia demanda” décadas ultimas la adecuación universitaria se ha
masificado, y con ello nuevos niveles de exigencia en el ámbito laboral, requiriendo
así especializaciones, doctorados, postgrados
y todo aquello que los acrediten como más apropiados para tareas que a
otros que también hacen lo mismo, llevado así al sujeto a una deuda interior
que tal vez lo llevaría a condenarse consigo mismo puesto que se adhiere a un
modelo que lo exige mucho pero no le brinda tanto, que no le da la posibilidad
de una calidad de vida como lo deseaba o como la merecía por su arduo trabajo y
quema de pestañas, que sin embargo no le valió para que su economía fuera
estable, puesto que en algunos casos personas podrían ser remplazadas en su
trabajo por una maquina o que por cumplir con cierta edad ya es considerado
como un objeto arcaico y por ende poco útil y reemplazable por alguien mejor y
con más dinamismo para la empresa como lo sería alguien más joven.
Todo esto para poder lograr destacarse en una
esfera social que de por sí ya es compleja, por elementos como un grupo que
pretenden una promoción social mediante la obtención de títulos, concibiendo de esta manera al sistema escolar
o a la misma educación como una criba y los diplomas siendo a los individuos lo
que las etiquetas a los productos.
La discrepancia
apunta que las transformaciones escolares hasta las universitarias y el mercado
de trabajo, afectan a diferentes grupos de jóvenes en función a su clase social
Principalmente de
“baja clase social” generan un inflación de títulos como aumento de
oportunidades, la desvalorizaron de títulos no es desanimo porque por el
contrario, incita a acumular el máximo capital universitario posible en una
contienda laboral acrecentada, jugando también la importancia de una mirada
social sobre el merito a este grupo.
Queda por resaltar
que en pocos años se graduaran todos las personas que en toda la historia no se
han graduado y el panorama queda un poco desconcertante, tal vez sea la puerta
a un nuevo modelo económico puesto que los más jóvenes seguramente no podremos
alcanzar una jubilación como la que fácilmente llegaban los adultos de épocas
de antaño, décadas doradas para el mundo del trabajo y la industrialización,
décadas antes de los sesentas, porque como vemos esa ya no es una realidad que
nos pertenezca en estos tiempos más “modernos”.
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