lunes, 22 de febrero de 2016

Trazos de comportamientos primitivos


Cargamos sobre nuestros hombros el peso de la historia que muchos no nos hemos permitido conocer, y en un mundo capitalista revivimos conductas de nuestros antepasados,  ya que,  aunque han transcurrido  un millón de años desde las hordas  en alguna medida aún tenemos comportamientos  nómadas.
Irónicamente  estudiamos toda la vida para poder llegar al anhelado día en que  vendemos nuestros conocimientos al mejor postor, o al menos al que nos pague algo por ellos, aunque sea para el arriendo, la comida, el vestuario  y hasta  soñamos con que sobre  para uno que otro gusto, o simplemente para satisfacer nuestro deseo de tener… y con el fin de lograrlo,  viajamos a Cali, Bogotá, Medellín ya cualquier zona donde obtengamos mejores ganancias, dejamos la seguridad de vivir en casa de nuestros padres, (“porque precisamente es eso, la casa de los padres, lo que significa que aunque seas bienvenido no  residirás hay toda la vida”), para   establecernos en la ciudad donde podamos conseguir el sustento diario, en otras palabras donde logremos mediante un contrato cambiar nuestros conocimientos, habilidades  y destrezas  por un rubro, y cuando se termina el contrato realizamos la misma acción que en primitivas épocas al agotarse la fuente de alimento, “vamos a cazar en otro sitio”, buscamos de aquí para allá otro empleador a quien vender nuestro trabajo, no importa el lugar lo importante es trabajar, llevamos hojas de vida, presentamos entrevistas,  hacemos claridad en que se acepta trabajo en cualquier parte del país, y al igual a esos primeros hombres caminamos de un lugar a otro en busca la presa.
Una vez nos ubicamos laboralmente debemos empezar a pensar en un lugar donde vivir, ya queremos dejar de ser nómadas,  pero antes de conseguir una vivienda propia pasamos por pagar un arriendo y en este momento de la  vida tratamos de no tener mucho porque, “eso e los trasteos es muy complicado y si se tienes más cosas pues es más complicado”,  y finalmente sale más caro el trasteo que el primer mes de arriendo, por eso trabajamos con más empeño  para cumplir el tan anhelado  sueño de tener nuestra casa, claro es que así las condiciones cambian, así ya avanzamos en la historia, y así dejar de ser nómadas, cuando lo conseguimos,   cuidamos de nuestra casa y la llenamos con todo lo que nuestros ya muy limitado poder adquisitivo nos permite, entonces  cuando es preciso buscar un nuevo empleo, en la entrevista laboral dejamos claro solo trabajos en la ciudad, o en sus alrededores, porque  ahora ya tenemos algo que nos hace pertenecer a un lugar hay esta nuestra casa y muy seguramente allí establezcamos nuestra familia.
Cambia el escenario, la ropa, las herramientas, la postura, la perspectiva, pero en esencia durante muchos años de nuestra vida al igual que las hordas seguimos siendo nómadas, y cazamos  una oportunidad laboral para avanzar en nuestra propia historia.

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Andrea Estefanía Collazos Cerón

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