Cargamos sobre nuestros
hombros el peso de la historia que muchos no nos hemos permitido conocer, y en
un mundo capitalista revivimos conductas de nuestros antepasados, ya que, aunque han transcurrido un millón de años desde las hordas en alguna medida aún tenemos
comportamientos nómadas.
Irónicamente estudiamos toda la vida para poder llegar al
anhelado día en que vendemos nuestros
conocimientos al mejor postor, o al menos al que nos pague algo por ellos,
aunque sea para el arriendo, la comida, el vestuario y hasta
soñamos con que sobre para uno
que otro gusto, o simplemente para satisfacer nuestro deseo de tener… y con el
fin de lograrlo, viajamos a Cali, Bogotá,
Medellín ya cualquier zona donde obtengamos mejores ganancias, dejamos la
seguridad de vivir en casa de nuestros padres, (“porque precisamente es eso, la
casa de los padres, lo que significa que aunque seas bienvenido no residirás hay toda la vida”), para establecernos en la ciudad donde podamos
conseguir el sustento diario, en otras palabras donde logremos mediante un
contrato cambiar nuestros conocimientos, habilidades y destrezas
por un rubro, y cuando se termina el contrato realizamos la misma acción
que en primitivas épocas al agotarse la fuente de alimento, “vamos a cazar en
otro sitio”, buscamos de aquí para allá otro empleador a quien vender nuestro
trabajo, no importa el lugar lo importante es trabajar, llevamos hojas de vida,
presentamos entrevistas, hacemos
claridad en que se acepta trabajo en cualquier parte del país, y al igual a
esos primeros hombres caminamos de un lugar a otro en busca la presa.
Una vez nos ubicamos
laboralmente debemos empezar a pensar en un lugar donde vivir, ya queremos
dejar de ser nómadas, pero antes de
conseguir una vivienda propia pasamos por pagar un arriendo y en este momento
de la vida tratamos de no tener mucho
porque, “eso e los trasteos es muy complicado y si se tienes más cosas pues es
más complicado”, y finalmente sale más
caro el trasteo que el primer mes de arriendo, por eso trabajamos con más
empeño para cumplir el tan anhelado sueño de tener nuestra casa, claro es que así
las condiciones cambian, así ya avanzamos en la historia, y así dejar de ser nómadas,
cuando lo conseguimos, cuidamos de
nuestra casa y la llenamos con todo lo que nuestros ya muy limitado poder
adquisitivo nos permite, entonces cuando
es preciso buscar un nuevo empleo, en la entrevista laboral dejamos claro solo
trabajos en la ciudad, o en sus alrededores, porque ahora ya tenemos algo que nos hace pertenecer
a un lugar hay esta nuestra casa y muy seguramente allí establezcamos nuestra
familia.
Cambia el escenario, la ropa,
las herramientas, la postura, la perspectiva, pero en esencia durante muchos
años de nuestra vida al igual que las hordas seguimos siendo nómadas, y
cazamos una oportunidad laboral para
avanzar en nuestra propia historia.
,
Andrea Estefanía Collazos
Cerón
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