Astrith Carolina
Alba Monje
¿Qué
relación existe entre grupos paramilitares, multinacionales y terratenientes
con el robo de las tierras a campesinos con el fin de desarrollar proyectos
productivos en Colombia?
La
propiedad y acumulación de tierras en Colombia se ha constituido como fuente de
poder político y económico, siendo su efecto inmediato el surgimiento de conflictos,
tal concentración ha sido una de las consecuencias del despojo de campesinos,
comunidades afro-descendientes e indígenas por parte de las mafias, del
narcotráfico, los grupos paramilitares y bandas criminales, quienes han hecho
uso de la violencia directa para adueñarse de los territorios.
Es
bien sabido que multinacionales como la Chiquita Brands en la región del Urabá,
recurrió al paramilitarismo como mecanismo para desplazar comunidades y
posteriormente acceder a sus tierras y a
su vez como dispositivo coactivo de los trabajadores y sindicalistas. A
comienzos de 1997 se realizó en Medellín una reunión entre Carlos Castaño Gil,
para aquella época el vocero de las Auc, y empresarios bananeros para concertar
mecanismos de seguridad y “normalización o pacificación laboral”, en la región,
tal como los llamó la Sala de Justicia y Paz del Tribunal Superior de Bogotá.
(‘’El ex 'para' Raúl Hasbún protesta por preclusión a favor de bananeros’’,
2012)
La
estrategia de control paramilitar
ejercida para el beneficio de multinacionales bananeras ha dejado un costo de
vidas elevado, entre 1997 y 2003 hubo 62
masacres, perdieron la vida 3.000 personas y se registraron más de 60.000
desplazados, de acuerdo con el analista León Valencia: “La magnitud de esta
operación, en la que participaron todas las grandes empresas bananeras lideradas
por Chiquita, es monumental. Entre 1997 y 2004 salieron de Colombia 647.706.429
cajas de banano y llegaron a las arcas paramilitares 19. 431.193 dólares.”
No
obstante el caso de Chiquita, a pesar de haber sido denunciado y ser el más
conocido, no es el único; existen nutridas denuncias en contra de otras
multinacionales por su apoyo al paramilitarismo y por el “presunto” uso de
sicarios para asesinar sindicalistas, como la Drummond, Dole Food, Del Monte,
Oxy, Petrobras, Coca Cola, Nestlé, BHP Billiton, Xstrata, Anglo American plc,
Hyundai y la British Petroleum, entre otras. (“Multinacionales y guerra sucia
en Colombia”, 2011)
El
despojo masivo de la tierra ocurrido en algunas regiones del país y su
posterior tenencia monopolizada por grandes latifundistas, a favor del
desarrollo en primera medida de la ganadería extensiva, en detrimento de la
actividad agrícola y provocando constatan el quiebre del régimen de propiedad
territorial; circunstancia manifiesta en la debilidad estructural y precariedad
de los títulos de propiedad de los campesinos, quedando sin la capacidad de
poder reclamar legalmente sus territorios.
Partiendo
de lo anterior es evidente que el uso de la violencia ha permeado las dinámicas
económicas y empresariales del país, siendo su ejercicio normalizado y generalizado, factor que ha
contribuido a la imposición de un patrón de acumulación capitalista desde la
década del 20 mediante la guerra y el
sicariato. La dualidad riqueza-violencia es aún más preocupante al examinar las
cifras sobre concentración de la tierra en Colombia, para 1984 el 0,4% de los
propietarios ejercía control sobre el 31% de la tierra cultivable, mientras en
el 2003 se evidencia un notorio aumento de la tierra controlada por el mismo
0,4% quien paso a tener el 62% de la tierra.
Con
tales cifras es notoria la relación existente entre los 5.200.000 desplazados
colombianos (280.000 solamente en el 2010) y la concentración de tierras así
como la creciente penetración de agro-negocios como la palma africana, caña de
azúcar o mega-proyectos extractivos, uno de los pilares económicos del actual
gobierno. Se estima que el paramilitarismo, en cosa de poco más de dos décadas,
ha robado más de 6,5 millones de hectáreas, las cuales hoy se encuentran en
manos de latifundistas, multinacionales enfocadas a megaproyectos y
agroindustria.(“Multinacionales y guerra sucia en Colombia”, 2011)
Finalmente,
la desmovilización de grupos paramilitares y las declaraciones de sus
comandantes permitió a la rama judicial iniciar la investigación respectiva
para el posterior juzgamiento de congresistas, gobernadores y altos
funcionarios de la rama ejecutiva relacionados con los paramilitares.
Igualmente impulso el surgimiento de movimientos sociales de víctimas, quienes
con apoyo de organismos internacionales de protección de derechos humanos y
organismos de control nacionales como la Fiscalía, la Defensoría del pueblo y
la Corte Constitucional buscan la reparación y restitución de bienes específicamente
lo relacionado con la propiedad de la tierra y garantías de no repetición, a
pesar de tales iniciativas el mayor problema para acceder a los programas de
restitución de tierras es la no tenencia de documentos que garanticen y
ratifiquen su la propiedad legal.
Referencias Bibliográficas
·
Centro Nacional de Memoria Histórica
(2015). Una nación desplazada: informe nacional del desplazamiento forzado en
Colombia Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia.
·
Centro Nacional de Memoria Histórica
(2012). Justicia y Paz. Tierras y territorios en las versiones de los
Paramilitares Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia.
·
Posada, R. Alejandro. Duica, A, Liliana.
(2009). El despojo de tierras por paramilitares en Colombia Bogotá.
·
Gutiérrez, D. Antonio (12 de julio de
2011).Multinacionales y guerra sucia en Colombia. Prensa Rural.
en este texto se refleja un punto importante de lo que esta pasando en cuanto a la avaricia de las multinacionales que recurren a métodos no convencionales con tal de obtener el territorio que necesitan para que sus productos emerjan y se distribuyan mundialmente, es triste ver el numero de personas despojadas de sus territorios, el numero de muertos y las ganancias que han obtenido dichos grupos paramilitares el cual veo que la avaricia es mas fuerte que la humanidad se ve que se investigo y esta grato de leer..
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