Oscar Moreno
Durante las
primeras formas de organización, el trabajador había desempeñado un rol mucho
más importante que el de un simple empleado dentro de una empresa, es mas era
visto como un miembro de una gran familia, donde se le garantizaba el bienestar
no solo suyo, sino el de su familia también. Este tipo de obrero que por un
salario cumple una función mecánica o ejerce un trabajo simple, a lo cual Marx
había denominado el gasto de la simple fuerza de trabajo, que cualquier persona
posee en su organismo sin necesidad de educación, sufre, a partir de la
tecnificación del trabajo.
El gran auge que
ha tenido la tecnología y la creciente automatización en el campo laboral, ha
traído consigo cambios en las formas de organización, pues el capital se mueve
a grandes velocidades, lo cual exige nuevas condiciones de producción y
reproducción, esto trae consigo otras maneras de trabajo. Es así como la brecha de desigualdad salarial
se va ampliando en la medida que las organizaciones empiezan a regirse por un
modelo más jerárquico, pues los salarios de los niveles directivos altos se
desarrollan rápidamente, mientras que los salarios más bajos reducen sus
niveles, así como lo demuestra el siguiente dato: “en 1994 el director general
una de estas empresas ganaba 187 veces más que un obrero” (Mejia Jiménez M, Educaion(es) en la(s) globalizacion(es). p47).
De esta manera
suscitan otras formas de trabajo, como lo es el trabajo independiente, el cual
entra a un mercado donde debe prestar el mejor servicio al más bajo costo.
Además debe realizar el mismo trabajo que realizaba antes, pero sin las mismas
seguridades y sin las debidas condiciones para llevarlo a cabo, ya que no
cuenta con los derechos sociales que lo protejan (prestaciones, salud, primas).
“Los trabajos fijos son sustituidos por modalidades de trabajo temporal o por
tiempos parciales” (Mejia Jiménes M, Educaion(es)
en la(s) globalizacion(es). p48), este caso es muy evidente en nuestro
país, pues a raíz del trabajo independiente es que se ha generado otra
problemática, como lo es la invasión de los espacios públicos, precisamente por
los vendedores ambulantes, que al no tener otras alternativas de trabajo optan
por salir a las calles, exponiendo muchas veces su seguridad por granarse el
sustento de día, sin que esto garantice satisfacer sus necesidades básicas.
Ahora bien, el
desplazamiento que ha sufrido el trabajador desde que se llevó a cabo la
implementación de la tecnología en la producción, ha sido caótica, pues el
reemplazo de la mano de obra por una maquina automática, no solo evade los
costos en la contratación de la fuerza de trabajo, sino que genera un inmenso
desbalance en los ingresos de la clase obrera, ya que su forma de subsistencia
se está viendo amenazada por el impacto de la tecnología en la ocupación de
cargos, que anteriormente era ejercida por la mano de obra.
Un claro ejemplo
de este fenómeno son los expendios de alimentos en los grandes países
desarrollados, en el cual se puede observar cómo la tecnificación del trabajo
ha logrado prescindir del trabajador que anteriormente cumplía con dicha
función, claro está que para los intereses capitalistas, desde la contratación,
hasta el sostenimiento de la mano de obra le resultaría mucho más costoso, que
instalar una máquina que masificara la reproducción a menos precio.
Es en este punto
donde se debería reflexionar acerca de las consecuencias que esto le está
generando a la humanidad, una de estas puede ser el incremento de la población
desempleada, pues al reemplazarse la mano de obra por máquinas automáticas, la
clase trabajadora sufre un gran desplazamiento hacia un mundo laboral que poco
o en nada garantiza el sostenimiento ni
mucho menos una estabilidad económica.
De esta manera
se puede evidenciar uno de los fenómenos surgidos a partir de la globalización,
en este caso el de la precarización del trabajo, pues a raíz de la tecnificación
del trabajo, muchas personas fueron desplazadas de sus empleos, obligándolos en
muchas ocasiones a tomar decisiones equivocadas, tales como dedicarse a las
actividades ilícitas y el aumento de la delincuencia, situación que es más
frecuente de lo que se desearía, pues no solo se trata de desempleo sino
también de la marginación y los altos índices de violencia y delincuencia.
Estos casos son muy comunes en nuestro contexto, pues a diario somos testigos
de las problemáticas sociales alrededor del desempleo y falta de oportunidades
que tenemos, los frecuentes robos y los altos niveles de violencia que cada vez
se hacen más frecuentes, no son más que efectos de un sistema capitalista, que
pone por encima los intereses económico de los realmente importante, los
humanos, pues “hombres y mujeres son desempleados en potencia, precarizados,
temporales, en una dinámica de trabajo e ingresos discontinuos que aumenta la
incertidumbre de la sobrevivencia” (Mejia Jiménez M, Educaion(es) en la(s) globalizacion(es). p53)
Estos elementos
centrales del capitalismo, conceden la concentración de la riqueza producida
por las maquinas, olvidando los principales planteamientos que defendían el
bienestar del trabajador, tales como el salario pleno y la redistribución de la
riqueza. En ese sentido las desigualdades sociales desatan una lucha entre los
privilegiados de esta globalización y los menos favorecidos. Luchas que han
sido precursoras de desigualdad y discriminación entre las clases sociales,
abriendo brechas de desigualdad cada vez más amplias, debido a la concentración
y/o mala distribución de las riquezas entre la clase obrera y la élite.
Es por lo
anteriormente dicho que se ve la necesidad de implementar una economía social
centrada en el trabajo y no en el capital, un sistema de relaciones de
producción, distribución y consumo orientado por la satisfacción de las
necesidades de todos democráticamente y que garantice la estabilidad económica
de sus integrantes, sin privilegiar sectores, como se ha evidenciado y que
tanto ha perjudicado a la clase obrera.
Esta nueva
visión abre un nuevo panorama dentro de la llamada precarización del trabajo,
ya que está fundamentada mediante los valores tradicionales de nuestros pueblos
y en una ética universal de lo humano, pues “está centrada en la integración de
todos los trabajadores y trabajadoras al conocimiento y la creación colectiva,
privilegiando formas asociadas, cooperativas y solidarias. Los intercambios se
realizan en mercados solidarios, regulados, de modo de lograr precios justos y
no explotación” (Gonzáles Butrón M, Economía
social para la vida. p5)
REFERENTES BIBLIOGRÁFICOS:
Mejía Jiménes M,
Educaion(es) en la(s) globalizacion(es).
Gonzáles Butrón
M, Economía social para la vida.
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