“Todo el mundo depende del mercado más que
de sus capacidades productivas para suplir las necesidades de la vida.” Una contextualización breve para introducirte en el
apartado que trataré en este texto.
El
economista tiene como objetivo mantener el equilibrio en el mercado o por lo
menos llegar a lo más cercano a esto. El mercado es el resultado de la interacción
entre oferta y demanda, este ámbito de la economía toma fuerza a lo largo y en el
transcurso de la segunda ola con la aparición de los productos manufacturados y
la necesidad de cumplir con las obligaciones de un sistema capitalista
“despiadado”. Durante la segunda ola con la aparición o gran reinado –por
decirlo de una manera- de la economía monetaria sobre los procesos productivos,
de compra y de venta para satisfacer necesidades físicas y básicas o deseos
para satisfacer necesidades sociales, la repartición de estos bienes y
transacciones debían tomar un lugar y tener un proceso determinado, el mercado.
El
mercado es el conjunto de condiciones y relaciones que hacen posible el
intercambio de productos o, como lo diría Adam Smith: es aquel lugar donde los individuos llevados por su propio interés,
impulsaran el interés de los demás y acrecientan la riqueza de la sociedad
donde el libre mercado juega un papel importante y los precios y la puja de los
compradores y vendedores sirven de guía para la toma de decisiones sobre qué
producir, cómo y para quién. Para intercambiar, los productores deben
especializarse en la producción de ciertos bienes y adquirir otros en el
mercado, además, se requiere que la persona sea propietaria de los bienes que
lleva al mercado. Como habíamos dicho anteriormente, el mercado está
determinado por la relación entre oferta y demanda que, en la segunda ola lo
entendemos como producción y consumo respectivamente. En teoría, el mercado
ideal sería aquel en donde la oferta sea igual a la demanda o viceversa, como
se quiera ver.
Me
imagino que te estarás preguntando: Bueno, pero de qué va éste colega, ¿cuál es
su objetivo al mostrar algo tan básico como el mercado si está repitiendo algo
que ya todos sabemos? Pues bien, la verdad es que es mejor sentar las bases
para que los textos sean más fáciles de entender y la intención del autor sea
más clara. Además un poco de repaso no viene mal, ¿vale? Mi objetivo es que
reflexionemos sobre la faceta que tiene el prosumidor y consumidor
dentro de la economía capitalista.
En
este orden de ideas, sigo la corriente del texto hasta detenerme en 1980, año
en el que el autor del libro “La tercera ola” -muy conocido para nosotros-,
adoptó el termino prosumidor que nace en un contexto bastante particular – muy
propio de la tercera ola la verdad- en el cual; la producción de nuevos bienes va
destinada a incentivar el consumo, más que a satisfacer necesidades. Un
prosumidor no tiene fines lucrativos, sólo participa en un mundo digital de
intercambio de información, el prosumidor juega un papel crucial en la toma de
decisiones empresarias, de producción o comercialización de bienes y servicios,
ya que se convierte en un generador de contenidos, creador de ideas y opiniones
que ejercen influencia a la comunidad de compradores de una marca o un
producto. Gracias al prosumidor los productos se vuelven cada vez más
personalizados y comparten intereses en común (un ejemplo puede ser al momento
de sacar un nuevo sabor de papas fritas). Los usuarios suben información y son
consumidores de ella misma, influyendo de manera directa o indirecta sobre los
mercados, es evidente que esta tendencia de producir y consumir, se debe al
contexto digital en que vivimos, donde el desarrollo de la tecnología, aplicada
a las redes de comunicación, permite tener mayor acceso a cualquier tipo de
información, sin que las barreras geográficas sean un impedimento. Concluimos
que los prosumidores son aquellos que toman la “producción en masa” y la llevan
hasta transformarla en “personalización en masa” (producción a gran escala de
productos personalizados) tomando cada vez mayor parte en los procesos de
producción gracias a sus opiniones. Son
las personas que consumen lo que ellas mismas producen.
A
diferencia del anterior, el consumidor común es más “normalito”, es el típico individuo
que simplemente demanda bienes y servicios los usa y los desecha cuando ya ha
satisfecho sus necesidades.
Bien,
ahora que tenemos datos y bases teóricas podemos hacernos muchas preguntas,
pero la verdad es que tengo una que me parece interesante: si estamos dentro de un sistema en el que producimos información para
productos que luego tenemos que comprar y hasta en altos precios, ¿será el
capitalismo un modo de producción medio torpe que genera en nosotros un círculo
vicioso de trabajo-compra-venta con el único fin de crear acumulación de
capital en unos pocos? Si la respuesta es afirmativa será mejor plantearnos
la vuelta a modos de producción socialistas, qué miedo eso. Ahora, si somos tan
capaces de influir en los mercados y las decisiones que en ellos se toman ¿no
somos capaces de transformar el modelo capitalista actual a uno mejor? Y si es así, ¿por qué no se ha hecho? ¿Será
tan difícil salir del círculo anteriormente nombrado? ¿Qué nos hace falta?
¿Cuál es nuestro papel en esta sociedad? ¿Estará la tarea de los economistas
toda la vida centrada a mantener el equilibrio en el mercado y la del resto de
civiles destinada a mantener con vida este? ¿Será el mercado la cadena que
ciega para el cambio?
#AReflexionar
Adrián Jiménez
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