martes, 19 de abril de 2016

El capitalismo



                                                                                                 Angie karine Cifuentes
En el transcurso de la historia de la humanidad se han presentados cambios y revoluciones muy importantes para el avance de la sociedad, unos con más importancia que otros, pero sin duda la revolución francesa y la revolución industrial son las pioneras del desarrollo y el crecimiento económico donde encuentra su génesis el modelo capitalista. Para poder adentrarnos más en el análisis de  tal modelo económico es indispensable ver al capitalismo como algo más que una simple relación de producción y consumo, oferta y demanda, como algo más que una relación de mercado. Es necesario ampliar nuestra visión en  lo que  concierne al análisis y las consecuencias que trae consigo la supremacía del modelo capitalista.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que el capitalismo se reinventa, se transforma,  para poder dar solución a las diversas inconsistencia o crisis que como tal puedan surgir. Contextualizando con las premisas que propone Toffler en su libro la tercera ola podemos decir que el capitalismo se adapta al cambio de oleaje, es decir tanto en la segunda y la tercera ola el capitalismo encontrara la manera de sobrevivir sin importar las transformaciones que se realicen dentro de la sociedad.  Quizás esta sea la razón más importante por la cual ante los ojos de muchos ilustrados y eruditos de la materia pensar en un cambio de modelo  económico  generado por la falta de respuesta del modelo a las necesidades y exigencia de la sociedad  es casi inimaginable. Ya nuestra naturaleza humana ha adaptado el sistema  como algo necesario y quizás irreemplazable donde el consumismo es la camino para llegar a ese fin que como seres superiores debemos alcanzar,  la felicidad  es tal vez la meta por excelencia de todo los seres humanos pero hemos adaptado este término a cuestiones materiales, a medición por cantidades acumuladas, a marcas estándares y ostentosidad. Hemos hecho del dinero un  dios, de las mercancías un ser supremo, del capitalismo una religión donde su único profeta es el egoísmo. Es esta forma de ver las mercancías como una pseudo-teología la que ha podido en cierta medida sostener el modelo económico, la consecuencia más grave de mantener esta visión de las mercancía es quizás la falsa conciencia que se crea, como lo hace cualquier otra ideología cuando recae en ella el dogmatismo, que limita nuestra visión, destruye nuestra esencia humana,  destruye nuestra sensibilidad ante los sucesos del exterior, pero lo más importante  es que esta falsa conciencia que nace cuando adoptamos el idealismo material no nos dejar ver con claridad las falencias que existen dentro de las relación sociales y dentro de las relaciones de producción. 

El capitalismo es mucho más que mercado, el capitalismo es un estilo de vida que impone en la sociedad un sometimiento mental,  es un mundo utópico de equilibrios inexistentes. 

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