DOMINACIÓN DE LAS SOCIEDADES

Es inquietante el encontrar que en el transcurrir de la historia, a las sociedades se nos hace creer que actuamos conforme a nuestros propios lineamientos, sin darnos cuenta que tales acciones no son más que simples órdenes que nos son suministradas inconscientemente por personas que permanecen en la oscuridad, manejando los hilos de nuestras población como si de títeres se tratase.

Tales mandatos, son claramente observados en cada una de las sociedades que han existido en nuestra historia,  pues ya sea como en la sociedad disciplinar donde nos controlaban mediante la creación de hospitales, cárceles y colegios para reformarnos sobre algo que se supone está mal o como en la sociedad del control, donde el individuo era controlado a través de los medios de comunicación, o más recientemente como en la sociedad del espectáculo donde ya no nos tienen que obligar u orientar acerca de lo que debemos hacer, sino que en nuestro subconsciente ya está programada la necesidad del consumo, la necesidad de portarnos tal y como la sociedad lo requiera.

Es importante plantearnos, de vez en cuando, la idea de que probablemente no somos tan libres como creemos serlo, si en realidad las revoluciones, son verdaderas revoluciones, propiciadas por personas con pensamiento propio, o, si por el contrario, estas solo obedecen a los intereses de alguna o algunas personas que nunca observamos pero que probablemente siempre están ahí, manejando los hilos de la humanidad, lo que no nos hace más que simples borregos, “idiotas útiles”  patrocinados por una falsa idea de libertad.

Aceptamos, cada vez más con mayor facilidad, las soluciones y problemáticas que cada ola trae consigo, ya sea porque creemos ciegamente en que la solución a nuestros problemas viene de la mano con el concepto de progreso que nos han impuesto o porque buscamos una pronta respuesta que mitigue nuestro “sufrimiento”. Nos adaptamos a la tecnosfera, sociosfera e infosfera que cada ola nos impone, sin percatarnos de las consecuencias, buenas o malas, que probablemente producirán en nuestras sociedades.

Observando ya todo esto, es entendible el porqué de que el proyecto para crear una nueva sociedad haya fracasado, pues nos hemos acostumbrado tanto a la falsa noción de libre albedrío que nos han brindado, que consideramos nuestro actuar como propio, sin ver que todos de una manera u otra terminamos pareciéndonos a la hora de hacernos cargo de nuestro destino.

SEBASTIAN BENITEZ C.

CÓDIGO: 104416010690