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Mi abuela Ester me
contaba sobre las peripecias que le tocaba hacer para solventar algunas
necesidades básicas de su hogar: una familia con siete hijas y un solo hombre en las montañas del Cauca en
los años setenta.
Floro, mi abuelo, dedicó toda
su vida al cultivo de café. Su finca no
sobrepasaba las tres hectáreas, característica que aparece como resultado de la reestructuración de baldíos en la reforma agraria de 1936, bajo
la batuta de López Pumarejo.
En un hogar en el cual la mujer siempre estaba ligada y
relegada al quehacer doméstico, práctica común para la época como lo describe
Alvin Tofler en su libro la tercera ola, Ester
“robaba” parte de la cosecha de café para comprar implementos de aseo
personal para ella y sus hijas y para
solucionar emergencias cuando faltaba
algo en la cocina. En un costal que mantenía en un lugar secreto, Ester iba
acumulando un poco de la cosecha donde
ella participaba alimentando a los trabajadores, lavando las almendras,
escogiendo los granos malos, secando,
empacando y pesando y en la tienda de la vereda los cambiaba por una
libra de arroz, un tarrito de crema o lo que necesitaran ella y sus hijas
quienes no participaban de la repartición directa del beneficio que producía la
finca cafetera.
Esta práctica de sustraer parte de las cosechas a
escondidas de los esposos era muy común en las zonas rurales y se presentaba en
todo tipo de cultivos ante la invisibilización que sufría la mujer y la
precariedad del reconocimiento como parte importante en el desarrollo de la
familia.
Actualmente, esta estrategia de “supervivencia” no ha desaparecido
del todo, pues aún es común en zonas rurales apartadas, aunque ha sufrido una
transformación en lugares en donde la mujer ha alcanzado cierto reconocimiento en
otros niveles y ha podido desarrollarse en el ámbito personal, educativo, económico
y político.
A pesar de que hoy en día las condiciones de algunas
mujeres han mejorado, todavía muchas de ellas se ven a menudo manipuladas por
sus jefes o parejas, presentándose todo tipo de violencias de género. Esto se
ve reflejado en que para los mismos cargos reciben sueldos menores, en que son vitrina y símbolo sexual para atrapar
mercados, en que su accionar y participación política son señalados y en que en
muchas ocasiones sus parejas hombres manejan sus sueldos o ganancias
económicas, haciendo que al final tengan
que pedirles dinero para sus gastos, generando un sentimiento negativo al
sentir que están robando el capital de
su familia cuando en realidad se lo han ganado fruto de su esfuerzo; por tales
razones, la mujer en nuestra sociedad actual, está estancada en la segunda ola,
es decir sigue siendo una ladrona de café.
hola, es verdad lo que tu comentas en tu texto, pues desde hace mucho tiempo y puedo afirmar que hasta ahora e visto que esto sucede, pues en muchas familias, el responsable o la fuerza de casa que es el padre siempre da cierta cantidad de dinero para pagar los servicios la comida y algunas cosas del hogar, sin embargo no piensa que su familia necesita mas que eso, como ropa calzado u otras necesidades ya sean principales o básicas, por esta razón la mente del hogar que se puede decir que es la madre quien comprende que ademas de comida y aseo sus hijos necesitan otras cosas, busca como tapar ese hueco que la fuerza del hogar se niega a ver. Es una situación traumante para las madres de familia que pasan por esta situación, aunque ya son muy pocas afortunadamente.
ResponderBorrarMuy interesante tu texto, gracias por compartirlo.
Desde mi punto de vista la mujer no se ha quedado estancada al contrario vemos mucho desarrollo en ella y en su rol,mujeres preparas profesionalmente muy bien que ocupan un cargo alto (jefes) con la suficiente autonomía de decidir y defenserse por así decirlo en caso de que lo requiera. En cuánto a que sea usada como objeto de vitrina como lo dice el texto podemos decir que va de la mano con el consumismo junto a estereotipos creados/o existentes desde antiguas épocas, lo que influye en la dificultad que tiene una mujer de 40 años en conseguir un empleo digamos que se tiene un límite de edad laboral
ResponderBorrarEs cierto lo que planteas en tu texto de que muchas veces el genero femenino es visto como punto débil y hay una diferencia marcada en cuestiones de poder con el genero masculino, como en los cargos políticos que en su mayoría son hombres, pero cabe resaltar que en los últimos años la mujer ha ido logrando avances como que se le de el derecho a votar, a que puede decidir el numero de hijos que desea tener, pueda estudiar y en un futuro ser profesional y no como era vista antes donde su único trabajo eran los oficios del hogar y la crianza de los hijos.
ResponderBorrarEs cierto lo que planteas en tu texto de que muchas veces el genero femenino es visto como punto débil y hay una diferencia marcada en cuestiones de poder con el genero masculino, como en los cargos políticos que en su mayoría son hombres, pero cabe resaltar que en los últimos años la mujer ha ido logrando avances como que se le de el derecho a votar, a que puede decidir el numero de hijos que desea tener, pueda estudiar y en un futuro ser profesional y no como era vista antes donde su único trabajo eran los oficios del hogar y la crianza de los hijos.
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ResponderBorrarHola, tu texto me ha causado bastante curiosidad, ya que tratas un tema bastante comentado últimamente, el del papel de la mujer en la sociedad, más allá de la historia que presentas, bastante interesante por cierto, me causa intriga el ver que cuando mencionas el tema “violencia de género” te refieres específicamente a la violencia ejercida por un hombre hacia una mujer, ya que el concepto carga consigo variadas formas de violencia hacia cualquiera de los dos sexos, en fin.
Cuando mencionas que la mujer esta relegada a un segundo plano dentro de la sociedad, no puedo evitar pensar que si bien tal noción es acertada en muchos casos de nuestra sociedad colombiana, también hay que admitir que la mujer no se encuentra tan sometida al hombre como lo intentas hacer ver, ¡ojo! esto dentro del contexto de la sociedad colombiana, ya que la mujer no es tratada de igual manera en las diferentes partes del mundo, al igual que el hombre, por ejemplo, ¿Sabías que Colombia, es el segundo país con mayor probabilidad de tener una jefe mujer?, a mi parecer la lucha no se debería dividir en sexo, raza o cualquier otra diferencia, natural o no, del hombre, sino que, por el contrario, la lucha se debe ejercer mediante la colaboración de hombres y mujeres dispuestos a pelear por una sociedad verdaderamente justa, respetando las diferencias naturales entre un humano y otro, pues considero que es muy difícil encontrar una completa igualdad cuando ni siquiera entre los mismos hombres o entre las mismas mujeres nos parecemos.
Finalmente, considero que es discutible tu última afirmación, la de que “la mujer en nuestra sociedad actual, está estancada en la segunda ola” siendo que en realidad, todos, tanto hombres como mujeres, nos hallamos estancados en tal situación.
¡Hola!
ResponderBorrarLa verdad es que no tenía ni idea que las mujeres de aquella época tenían la costumbre de sustraer parte de las cosechas a escondidas de sus esposos, es por esto que tu texto me llamó la atención y me parece que el título es bastante pertinente.
No es un secreto para nadie que la mujer ha sufrido a lo largo de toda la historia, siendo sumisas y obedientes a sus esposos, aguantando humillaciones, siendo tratadas como inferiores y demás.
No comparto la idea de que la mujer en la sociedad actual esté atrapada en la segunda ola, creo más bien que está saliendo de ella y está alcanzando cargos, metas y logrando propósitos que en tiempos precedentes eran impensables.
Saludos :D