viernes, 1 de abril de 2016

REVOLUCIÓN DEL SIGLO XXI



Para entender nuestro presente es importante dar, de vez en cuando, una corta pero sustancial vista al pasado, enfocarnos en el porqué del cambio (muchas veces radical) que caracteriza a una generación y la distingue de otra, centrar nuestra atención en la ola de sucesos que fomentaron el cambio de una generación a otra y las personas que dieron su vida por un verdadero cambio social, para que no queden en el olvido y su mensaje sea transmitido a la posteridad. Aunque vemos el cambio muchas veces como algo bueno, es innegable el hecho de que gran parte de la población mundial le teme, no porque el cambio sea malo en sí, sino porque le tenemos miedo a lo desconocido, nos encerramos tanto en nuestra pequeña burbuja invisible de la realidad que inconscientemente repetimos y repetimos nuestros hábitos cotidianos, lo que muchas veces incide en una malinterpretación de las enseñanzas de nuestros antepasados y nos internamos en el llamado “radicalismo”, lo que en un principio era bueno lo convertimos nuevamente en algo nocivo para la sociedad y es que, dada la naturaleza del ser humano, con su arraigado instinto de anarquía y salvajismo, frecuentemente no se encuentra preparado para una reestructuración de su realidad y recurre a continuar con sus malintencionados actos pero con la fiel creencia de que ahora está haciendo el bien porque ha pasado al “bando contrario”.

Con las actuales revoluciones del siglo XXI sobresale claramente este fenómeno, entre las filas de los que realmente desean una igualdad de derechos ante los que los consideran como diferentes e inferiores, encontramos personas que no luchan por una sociedad igualitaria sino, por el contrario, exigen fervorosamente un cambio de papeles, donde la sociedad sea igual de injusta pero con ellos a la cabeza de las operaciones del poder, nuevamente con la errónea idea de confundir venganza con justicia al creer que las aberraciones de las generaciones pasadas recaen en su descendencia, victimizándose, infundiendo la idea de que el sometimiento del ser humano por el ser humano está arraigada en su naturaleza.

Los cambios son importantes y necesarios, pero desde que decidimos fragmentarlos, centrándonos en las diferencias naturales del ser humano, la humanidad se divide igualmente, defendemos el respeto y la igualdad enfocándonos precisamente en las desigualdades del ser humano, pues no se lucha como si fuésemos uno solo, totalmente iguales, sino por el contrario, dividimos la lucha en raza, sexo, religión, etc., lo que me lleva a pensar si en verdad es posible encontrar tal igualdad, no porque este derecho no deba primar en nuestra sociedad injusta e inequitativa sino porque el ser humano no es igual a su semejante e inconscientemente estamos aceptando tales desigualdades al unificarnos en grupos, dividir la lucha y exigir derechos para un determinado grupo y no para la humanidad en general.

Sebastián Benítez C.

Código: 104416010690

2 comentarios:

  1. Buenas tardes.
    Cuando plateas que debemos exigir derechos solo para un tipo de personas y no para otras, mi opinión es que sin importar las condiciones de las personas y quien sea se debería luchar por los derechos de toda una sociedad, ya que al dividirnos es donde se empieza a crear un rencor y esto es parte del generador de una venganza de la cual tu plateas.

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  2. Buenas tardes.
    Cuando plateas que debemos exigir derechos solo para un tipo de personas y no para otras, mi opinión es que sin importar las condiciones de las personas y quien sea se debería luchar por los derechos de toda una sociedad, ya que al dividirnos es donde se empieza a crear un rencor y esto es parte del generador de una venganza de la cual tu plateas.

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