lunes, 21 de marzo de 2016

CLAUDIA



                                                                                  Andrea Estefanía Collazos Cerón

Claudia una hermosa mujer campesina de carácter sólido y tradiciones arraigadas, nació en una vereda en el sur del cauca, la menor de 12 hermanos, creció rodeada de una numerosa familia conformada por sus padres, sus hermanos, sus  tíos, sus primos, sus abuelos y sus bis abuelos,  una familia que representa a cabalidad la sociedad de “primera ola“, como lo denomina Toffler; basaron su economía en la agricultura,   vivieron arraigados a la tierra, su energía recaía en la fuerza de “los hombres de la casa”, y en caballo,  los burros y las mulas, que transportaban a los “peones”  (trabajadores), ayudaban en la molienda cuando se cosechaba  caña, y cargaban los bultos en época de cosecha de granos y frutales, la cual vendían en el pueblo el día  sábado  (que era el día de mercado), la comida se realizaba en hornilla de leña, y sus noches eran iluminadas por lámparas de aceite.

Sucede que conforme pasaban los años sus hermanos mayores se fueron a probar fortuna y se radicaron en las grandes ciudades, ella quiso hacer lo mismo pero  era mal visto que una mujer dejara su casa de no ser para para casarse,  le surgió entonces un profundo deseo por estudiar, deseo que fue reprimido por su padre, pues según él “para cocinar barrer y atender al marido no se necesita estudio” y fue entonces cuando se escapó de la casa, y ayudada por personas de un convento  viajo a la cuidad de Bogotá en donde realizo su aspirantado. Dentro del convento contrario a lo que ella suponía, le enseñaron religión,  oficios de la casa, costura, cocina, algo de lectoescritura e información básica de contabilidad, no conforme con esto se escapó del convento viéndose desamparada regreso a casa, situación que o duraría mucho porque en cuanto tuvo edad para ser ciudadana  viajo a cumplir su sueño de estudiar esta vez a la ciudad de Cali, en donde a pesar vicisitudes consiguió su título bachiller  académica, luego  ingresó a la escuela normal en Popayán donde se formó  como normalista superior;  Ninguna de estas circunstancias fueron  coincidenciales   simplemente la segunda ola llegaba  la vida de Claudia.

Claudia conformo una familia pequeña, solo tuvo dos hijos, se radicaban  en uno y  otro pueblo donde a ella y a su esposo les dieran trabajo en la docencia,  solo se tenían los cuatro, si querían comunicarse con el resto de parientes lo hacían por medio de telegramas, cartas o en algunas ocasiones por teléfono, y ya que las malas noticias las publicaban por la radio, no había una mañana o una tarde  en la que dejase de escuchar la emisora regional, pues siempre temía escuchar  que alguna desgracia ocurriera con sus padres o hermanos, a quienes  por culpa del trabajo casi nunca veía.
Y así vivió el resto de su vida en una constante lucha entre fuerzas de la primera y segunda ola, feliz por  alcanzar su meta de ser asalariada y triste porque de alguna manera extrañaba la vida del campo.


2 comentarios:

  1. Podemos decir y aun mas debemos sentirnos afortunadas de no haber estado en el momento en que golpeaban estas dos olas, donde la mujer solo era vista como una objeto de trabajo, como la sirvienta para ser mas precisa. El impacto de estas olas tiene sus pro y sus contras y para nuestros tiempos no es muy probable que a una mujer se le prive de sus derechos, amenos de la cultura a la que pertenezca, pero para este siglo una mujer es un ser independiente quien puede valerse de si misma.

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  2. Claudia, Maria ,Ana su hija, su mamá, abuela, una tía, una amiga, la vecina. mujeres a las que les debe respetar y dignificar en todos su actos, desafortunadamente el hecho de que dos olas ya pasaron, vemos que en una sociedad con principios mas moralistas que humanos, aun hoy siguen relegadas a un segundo plano y siguen estando resentes muchas formas de violencia de genero.

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