Valerie Alejandra Figueroa Ibarra
Desde pequeña, el café ha sido parte de mi vida diaria, no solo como bebida, sino como
símbolo de nuestra cultura. He tenido la agradable oportunidad de degustar ese sabor único del
café en los distintos cafés que existen en mi ciudad natal, Popayán.
Recientemente, al conocer que Popayán sería la sede de la feria mundial “Cauca sabe a café”,
esta noticia me sorprendió gratamente, puesto que este evento acogería a 140 expositores, tanto
nacionales como internacionales. A raíz de esta noticia, surgió en mí un cuestionamiento
interesante: ¿por qué la producción cafetera en el Cauca no alcanzó el mismo nivel de desarrollo
que en otros departamentos como Antioquia o Caldas?
Para responder esta pregunta, es importante analizar los factores históricos, económicos y
sociales que influyeron en el desarrollo de la producción del café en el departamento del Cauca,
respecto a otras zonas cafeteras del país.
Una de las principales causas históricas que determinó la economía y el bajo desarrollo
cafetero en el Cauca, consistió en los diferentes modelos de colonización y la manera en la que
se distribuyó la tierra en cada región a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Por una
parte, el eje cafetero se caracterizó por una distribución de pequeñas y medianas propiedades con
distribuciones equitativas de estas mismas, lo cual resultó como un modelo muy efectivo puesto
que campesinos- propietarios de estas tierras cultivaban en sus parcelas a través del trabajo
familiar, permitiendo un desempeño productivo superior. En cambio, el departamento del Cauca
se caracterizó por la tenencia de las grandes haciendas heredadas por la colonización y una
amplia población de minifundistas, es decir, pequeños propietarios rurales de fincas agrícolas
con extensión reducida que limitaba su explotación y con una posesión de tierra “jurídicamente
incierta” y “débil”. Además, este sistema, que incluyó resguardos indígenas, fue el centro de los
conflictos sociales; un ejemplo de ello es el movimiento liderado por Quintín Lame entre 1910 y
1920.
Mientras que el eje cafetero, a finales del siglo XIX, se consolidó como epicentro de
cultivos y exportación de café, siendo el motor principal de la economía colombiana gracias a la
entrada de divisas (moneda extranjera), en el Cauca no hubo un avance significativo.
Para hacer posible que el café fuera el pilar fundamental de la economía colombiana, el
eje cafetero optó por manejar un sistema de propiedad individual como lo mencioné
anteriormente, lo que promovió una cultura empresarial.
También, a partir de las ganancias acumuladas previas en el negocio del oro, la quina y el
tabaco, las cuales fueron reinvertidas en las primeras haciendas cafeteras e industrias emergentes,
fue lo que permitió el avance no solo en la producción de café, incluso en otras áreas como:
transporte (carreteras, ferrocarriles) e industrias dependientes del café. A diferencia del eje
cafetero, el Cauca no implantó cultivos de café por acumulación de capital, sino que a menudo
utilizó el cultivo de café como un cultivo secundario o complementario, puesto que la finalidad
principal de los productores no era elevar las ganancias, sino que su propósito nace en la
subsistencia contenida en legitimar la posesión de la tierra y garantizar la autosuficiencia
alimentaria.
Por otra parte, el eje cafetero contaba con el apoyo de la Federación Nacional de
Cafeteros (FNC), creada en 1927, misma que impulsó el modelo cafetero colombiano. Esta
institución se encargaba de proteger y apoyar a los pequeños productores, servía como protector
de riesgos del mercado en cuanto a los cambios de precios, evitando que estos productores
quedaran vulnerables ante esas crisis. Con esto, La Federación Nacional de Café creó el Fondo
Nacional del Café (FoNC) para financiar programas de apoyo económico, investigaciones y
asistencia técnica y promoción del café colombiano en el exterior. Por el contrario, el
departamento del Cauca no tuvo la fortuna de contar con una representación gremial para los
primeros caficultores pobres, debido a que, esta zona no era una región con producción
competitiva y tenía menor peso en exportaciones.
El desarrollo desigual de la infraestructura de transporte en Colombia jugó un papel
importante en la formación de dos modelos cafeteros muy diferentes durante el siglo XX, como
lo fueron el del eje cafetero y el del departamento del Cauca. En el Eje Cafetero, la creación de
una red amplia de caminos de herradura y los primeros ferrocarriles impulsaron la conexión entre
la producción y los centros de exportación, lo que facilitó las economías de escala y mejoró la
rentabilidad del cultivo. A diferencia de ello, la región del Cauca sufrió un aislamiento logístico
constante. Pese a estar cerca del puerto de Buenaventura, el avance lento y tardío del Ferrocarril
del Pacífico en esta área se convirtió en un obstáculo que aumentó considerablemente los costos
de transporte y limitó la viabilidad económica de la producción a gran escala. En contraste con la
ventaja competitiva del Eje Cafetero, este retraso logístico impidió que los pequeños productores
caucanos se integrarán en su totalidad al mercado de exportación, conservando un modelo de
subsistencia que marcaba una diferencia notable en la dinámica económica de ambas regiones.
En conclusión, la historia del Café en el Cauca es un claro ejemplo de que las
limitaciones en el desarrollo de la caficultura no solo están arraigadas a problemas
agroecológicos, sino también, a factores económicos, estructuras y conflictos sociales, y
logísticos. El caso del Cauca demuestra que las desventajas históricas pueden ser moldeadas y
que un cambio en la forma de entender el mercado, enfocado en la calidad y valor agregado,
puede conllevar a un camino de progreso.
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