martes, 19 de agosto de 2025

Primeras reflexiones sobre el café: un análisis comparativo de la producción en el Cauca

 Valerie Alejandra Figueroa Ibarra

Desde pequeña, el café ha sido parte de mi vida diaria, no solo como bebida, sino como

símbolo de nuestra cultura. He tenido la agradable oportunidad de degustar ese sabor único del

café en los distintos cafés que existen en mi ciudad natal, Popayán.

Recientemente, al conocer que Popayán sería la sede de la feria mundial “Cauca sabe a café”,

esta noticia me sorprendió gratamente, puesto que este evento acogería a 140 expositores, tanto

nacionales como internacionales. A raíz de esta noticia, surgió en mí un cuestionamiento

interesante: ¿por qué la producción cafetera en el Cauca no alcanzó el mismo nivel de desarrollo

que en otros departamentos como Antioquia o Caldas?

Para responder esta pregunta, es importante analizar los factores históricos, económicos y

sociales que influyeron en el desarrollo de la producción del café en el departamento del Cauca,

respecto a otras zonas cafeteras del país.

Una de las principales causas históricas que determinó la economía y el bajo desarrollo

cafetero en el Cauca, consistió en los diferentes modelos de colonización y la manera en la que

se distribuyó la tierra en cada región a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Por una

parte, el eje cafetero se caracterizó por una distribución de pequeñas y medianas propiedades con

distribuciones equitativas de estas mismas, lo cual resultó como un modelo muy efectivo puesto

que campesinos- propietarios de estas tierras cultivaban en sus parcelas a través del trabajo

familiar, permitiendo un desempeño productivo superior. En cambio, el departamento del Cauca

se caracterizó por la tenencia de las grandes haciendas heredadas por la colonización y una

amplia población de minifundistas, es decir, pequeños propietarios rurales de fincas agrícolas

con extensión reducida que limitaba su explotación y con una posesión de tierra “jurídicamente

incierta” y “débil”. Además, este sistema, que incluyó resguardos indígenas, fue el centro de los

conflictos sociales; un ejemplo de ello es el movimiento liderado por Quintín Lame entre 1910 y

1920.

Mientras que el eje cafetero, a finales del siglo XIX, se consolidó como epicentro de

cultivos y exportación de café, siendo el motor principal de la economía colombiana gracias a la

entrada de divisas (moneda extranjera), en el Cauca no hubo un avance significativo.

Para hacer posible que el café fuera el pilar fundamental de la economía colombiana, el

eje cafetero optó por manejar un sistema de propiedad individual como lo mencioné

anteriormente, lo que promovió una cultura empresarial.

También, a partir de las ganancias acumuladas previas en el negocio del oro, la quina y el

tabaco, las cuales fueron reinvertidas en las primeras haciendas cafeteras e industrias emergentes,

fue lo que permitió el avance no solo en la producción de café, incluso en otras áreas como:

transporte (carreteras, ferrocarriles) e industrias dependientes del café. A diferencia del eje

cafetero, el Cauca no implantó cultivos de café por acumulación de capital, sino que a menudo

utilizó el cultivo de café como un cultivo secundario o complementario, puesto que la finalidad

principal de los productores no era elevar las ganancias, sino que su propósito nace en la

subsistencia contenida en legitimar la posesión de la tierra y garantizar la autosuficiencia

alimentaria.

Por otra parte, el eje cafetero contaba con el apoyo de la Federación Nacional de

Cafeteros (FNC), creada en 1927, misma que impulsó el modelo cafetero colombiano. Esta

institución se encargaba de proteger y apoyar a los pequeños productores, servía como protector

de riesgos del mercado en cuanto a los cambios de precios, evitando que estos productores

quedaran vulnerables ante esas crisis. Con esto, La Federación Nacional de Café creó el Fondo

Nacional del Café (FoNC) para financiar programas de apoyo económico, investigaciones y

asistencia técnica y promoción del café colombiano en el exterior. Por el contrario, el

departamento del Cauca no tuvo la fortuna de contar con una representación gremial para los

primeros caficultores pobres, debido a que, esta zona no era una región con producción

competitiva y tenía menor peso en exportaciones.

El desarrollo desigual de la infraestructura de transporte en Colombia jugó un papel

importante en la formación de dos modelos cafeteros muy diferentes durante el siglo XX, como

lo fueron el del eje cafetero y el del departamento del Cauca. En el Eje Cafetero, la creación de

una red amplia de caminos de herradura y los primeros ferrocarriles impulsaron la conexión entre

la producción y los centros de exportación, lo que facilitó las economías de escala y mejoró la

rentabilidad del cultivo. A diferencia de ello, la región del Cauca sufrió un aislamiento logístico

constante. Pese a estar cerca del puerto de Buenaventura, el avance lento y tardío del Ferrocarril

del Pacífico en esta área se convirtió en un obstáculo que aumentó considerablemente los costos

de transporte y limitó la viabilidad económica de la producción a gran escala. En contraste con la

ventaja competitiva del Eje Cafetero, este retraso logístico impidió que los pequeños productores

caucanos se integrarán en su totalidad al mercado de exportación, conservando un modelo de

subsistencia que marcaba una diferencia notable en la dinámica económica de ambas regiones.

En conclusión, la historia del Café en el Cauca es un claro ejemplo de que las

limitaciones en el desarrollo de la caficultura no solo están arraigadas a problemas

agroecológicos, sino también, a factores económicos, estructuras y conflictos sociales, y

logísticos. El caso del Cauca demuestra que las desventajas históricas pueden ser moldeadas y

que un cambio en la forma de entender el mercado, enfocado en la calidad y valor agregado,

puede conllevar a un camino de progreso.

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